¿Que es el Food Fraud? y porque no lo debes ignorar
- SICA Alimentos
- 14 may
- 3 Min. de lectura

Mientras que el Food Safety o Inocuidad, se enfoca en prevenir peligros involuntarios o accidentales en tu producto o proceso, Food Defense se basa en evitar actos intencionados con fines de dañar el producto o la imagen de una empresa, el Food Fraud apunta a una tercera amenaza: el engaño deliberado, pero esta acción tiene como objetivo un beneficio económico.
Este tipo de fraude alimentario no solo representa una violación ética, sino también puede ser un riesgo grave para la salud del consumidor y la integridad de las marcas.
En este artículo te explicamos qué es el Food Fraud, un poco de su historia, y por qué hoy es un requisito obligatorio en los sistemas de gestión de inocuidad.
¿Que es el Food Fraud?
Food Fraud o fraude alimentario es la adulteración, sustitución, falsificación o declaración engañosa de un producto alimenticio, un ingrediente o material de empaque, con la intención de obtener un beneficio económico.
Algunos ejemplos frecuentes:
Sustituir un ingrediente costoso por uno más barato (aceite de oliva adulterado).
Declarar un origen geográfico falso (como miel “mexicana” pero producida en otro país).
Usar aditivos o colorantes para alterar la apariencia o sabor del producto.
Diluir productos como jugos, leche o miel sin declararlo.
Este tipo de fraude no busca dañar al consumidor directamente, pero puede resultar en riesgos de salud cuando se emplean sustancias no autorizadas o se ocultan en la declaración.
Breve historia del fraude alimentario: un problema ancestral
Aunque el término Food Fraud es relativamente reciente, el problema no lo es.
Existe evidencia que en la antigua Siria, se elaboraron normas de pesado de alimentos para granos y semillas, donde la autoridad de la época establecía que los pesos que se entregaban al público fueran acorde a un patrón de peso, es decir, se dieran kilos de a kilo.
Ya en el Imperio Romano se falsificaban vinos y se mezclaban especias con materiales baratos.
En la Edad Media, uno de los casos más documentados, se desarrollan normas para el pan y quesos para evitar usar sustancias que alteraban el color de los alimentos.
La industrialización y la globalización ampliaron las oportunidades de fraude, llevando a crisis graves como:
Escándalo de la melamina en China (2008): donde se añadía melamina a la leche para falsificar los niveles de proteína. Murieron al menos seis niños y miles enfermaron.
Fraude de la carne de caballo en Europa (2013): productos etiquetados como carne de res contenían carne de caballo sin declararlo, afectando a múltiples marcas.
¿Qué dicen las autoridades y los estándares internacionales?
A raíz de estas crisis, organizaciones como la FAO, OMS y GFSI (Global Food Safety Initiative) comenzaron a preguntarse ¿Que es el Food Fraud? y priorizar el tema. Actualmente:
Codex Alimentarius lo considera una amenaza emergente para la seguridad alimentaria.
Normas como FSSC 22000, SQFI, BRCGS y IFS Food exigen una evaluación y control documentado del fraude alimentario.
La legislación de EE.UU. (FSMA) y de la UE incluyen requisitos sobre autenticidad y trazabilidad.
¿Cómo se previene el Food Fraud?
Paso 1: Evaluación de vulnerabilidades (Vulnerability Assessment)
Analizar cada ingrediente, proveedor y producto para identificar riesgos de fraude según factores como valor económico, historial de adulteración o complejidad de la cadena de suministro.
Paso 2: Plan de mitigación
Implementar acciones como:
✅ Compra a proveedores certificados y verificados.
✅ Análisis de autenticidad mediante pruebas de ADN, espectrometría o isotopía.
✅ Trazabilidad completa en toda la cadena de suministro.
✅ Contratos con cláusulas de autenticidad.
✅ Auditorías internas y externas periódicas.
Paso 3: Cultura organizacional
Involucrar a todo el personal, desde compras hasta calidad, en la prevención del fraude como parte de la cultura de inocuidad.
El Food Fraud no es un problema nuevo, pero hoy es más visible y regulado que nunca.
Las empresas que ignoran este riesgo no solo ponen en peligro la salud de los consumidores, sino también su reputación, exportaciones y cumplimiento normativo.
Implementar un plan robusto contra el fraude alimentario no es solo cumplir un requisito: es proteger tu marca, tu mercado y tu misión como industria.
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